Dimorfismo sexual: machos y hembras

Una de las ventajas de la cría de estas aves es que poseen dimorfismo sexual: es decir, que se puede distinguir bien entre machos y hembras. Algunos especialistas creen que lo mejor es tocar la zona baja del vientre, con mucho cuidado, ya que el ave nos puede picar. Dando la vuelta a la ninfa, tendremos que encontrar dos huesos que parecen puntas. Si se abren al apretar con un dedo, estaremos ante una ninfa de sexo femenino. Si no se abriese estaríamos ante una carolina macho, o bien, una hembra inmadura.
Otros métodos menos agresivos con el animal señalan que los machos suelen tener tonos grises más oscuros y la mancha naranja que tienen en la cara es de un color más intenso. También la proporción de amarillo de la cresta suele ser mayor en los machos que en las hembras y, en las ninfas de sexo masculino, el anverso de la cola es de color negro, mientras que las hembras tienen líneas grises y amarillas. Otro dato: los machos empiezan a cantar a los tres meses.
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